Cantos Prohibidos

ALLÁ EN LA ALTURA

A la sombra del bronce nuestras vidas
acuden y se enlazan.

Allá en la altura,
relojes que no vemos
nos marcan el camino de la tarde.

Las piedras en silencio
testimonian la unción.

Los dos de verde enardecido y seco,
ambos antes del turno de la gente
y con la misma inquietud.

Aguardiente de tu voz
en la secreta ebriedad.

Y tus ojos anclados en tanta transparencia
me revelan los lúcidos abismos
de otro perfecto mar.

DE RAUDA TEMPORADA

Además de tus ojos tú me entregas
esos cantos prohibidos
(que por el otro lado del mundo
también te pertenecen).

Es que te miro y te remiro.
Y te escampo tan fiel:
lluvia de rauda temporada.

Tormentas de lo íntimo
para tener aquí.

Por tu sometimiento y gozo
de nuevo el universo: otra vez
agua del canto
por tu sueño mejor.

 

RAYADURAS DE LIMÓN

Anotas para mí
una delgada línea:
inminente final.

Son rayaduras de limón:
lumbre casi ceniza.

Pero tengo tu imagen detenida:
adusta refulgencia
siempre diciendo adiós.

Casi tus labios esperaron
quedarse aquí mientras el mundo rueda.

Que nos pertenecemos
a la luz y a la sombra
reconoces.

Mas escribes las órdenes aciagas
de la mustia oquedad.

En las manos no queda ni un espejo
que nos pueda resucitar.

 

ATÓNITA INCREÍBLE

Atónita increíble, como desazonada,
contemplas ante ti cómo me lleva
hacia el borde del pozo esa mujer
recién aparecida cual velero fantasma.

Su entrada al aire que bebemos
impide nuestra plática;
horarios repentinos le demarcan
fronteras al momento.

Sigues en tu lugar mismo: la inmóvil.

En tanto soy el conducido,
el arrancado de tu voz,
el que perdió la luz
y se encontró un fantasma.

En tu quietud y amor por las alturas
el tósigo resistes. Y no sé si me esperas.
Yo bajo envenenado los abismos,
anudado a otro lazo en otro templo.

Apenas tengo fe para marcar un grito sordo,
para lanzar hacia tus ojos estas voces
igual que la dramática botella
en el naufragio que nos vino a separar.

 

BORROSA, INDEFINIDA

Borrosa, indefinida, dúctil
igual que entre las hierbas
de la alucinación
pasa borroso todo ser,
indefinida la mañana,
dúctil toda materia detenida.

Y en la brumosidad serena de la imagen
reconstruyo lo claro,
acoto lo específico:
la caverna sutil, el orden perfumado,
el mudo laberinto de la oreja,
su sensible arracada de filtros minerales.

Recompongo de mí lo que tú seas
en la neblina de lo visto
en el tiempo en que fuiste
de borrosa y tan dúctil definida.

 

DE NIEBLA NATURAL

Color de niebla natural te viste el torso:
tejido azul celeste de una doble armonía.

Coronada de ti en un reino absoluto
tu pelo deja al viento tener nuevos motivos.

Así funge la luz su ministerio en ti:
evidencia y modelo de otros ángeles nítidos.

Y yo que solamente poseso de tu nombre
puedo alcanzar las cimas magnéticas del vuelo.

Infinitud de la palabra
desde los coros arbolares de la sierra.

Desnuda de la niebla eres un sueño:
mundo creíble cuando todo se cierra en el silencio.

Vestida de la nube en la llovizna,
en tu imperio en la tierra que me forma eres triunfante.

Y permites al ave de tu nombre
desenredar la sed de la mirada:
evocación perfecta: privilegiado mar.

 

INTELIGENCIA MÁGICA

Conversas de pasión la inteligencia mágica.
Todos atienden a tu ardor, a la memoria
de esas voces leídas en tu espejo.

Te detienes, te callas, te levantas.
Dibujas la figura de tu forma de ser:
agua en fulgor sobre la piedra mustia.

De tus labios se entiende el equilibrio
de lo que haya de ser la
inteligencia apasionada.

Te miro señalar el mundo y sus palabras (pienso:
quién fuera el nombre que pronuncias
y detenerse en tus labios).

 

IRRESISTIBLE

Donde labra tu risa las canteras
más calladas de ahora.

Donde tus dientes muerden
aire feliz cuando los vuelos arden.

La primera estación
de un año que se encuentra siempre por comenzar.

Esa ruta cerrada de quienes no tuvieron
tanta fruta en su voz como en tu risa.

Todo tiene sus círculos etéreos
y sus palmeras casi baile.

O casi la ascensión de un pájaro:
devenir de una estrella.

Yo simplemente aduzco
tu cálida misión:

solar espejería, quemadora insistencia
de los tiempos alegres
(los que jamás te pueden resistir).

Benjamín Valdivia (Aguascalientes, 1960).
Tiene estudios de doctorado en filosofía y en educación. Desde 1983 es profesor de tiempo completo en la Universidad de Guanajuato. Ha sido miembro del Sistema Nacional de Investigadores y becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.
Ha dirigido, y/o pertenecido a, grupos teatrales, musicales, talleres literarios, consejos editoriales y grupos de reflexión filosófica.
Ha publicado poesía, novela, cuento, teatro, ensayo (tanto filosófico como literario y de análisis cultural) y traducciones (del inglés, francés, portugués, alemán y latín) en diversos medios mexicanos y extranjeros.

Ha publicado desde 1983 y sus obras más recientes son :

Veleidades de Numa Fernández al caer la tarde, Ediciones La Rana, 1999

Mandato del día, Fuera de Comercio, 1999

Argumentos para la Retórica, Desierto, 1999

Los ojos del espejo, Instituto Cultural de Aguascalientes, 2000

Historia de la literatura guanajuatense, Ediciones La Rana, 2000

Por su obra ha recibido los premios internacionales "Nuevo León" (novela), "Ludwig von Mises" (ensayo), "Gabriela Mistral" (ensayo) y "Le Courrier de l'Orénoque" (poesía).
Y entre otros premios nacionales, los siguientes: "Jorge Ibargüengoitia" (novela), "Amado Nervo" (poesía), "Alfonso Reyes" (poesía), "Punto de Partida" (poesía y teatro), "Francisco J. Múgica" (dramaturgia) y el premio nacional de crítica de arte del INBA.

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