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     Lobo
    de Labio 
     
    Laura Solórzano
    a Federico 
    Con las imágenes
    de mi morada 
    construyo mi lengua  
    y la paso por cada palabra 
    hasta disimularla en ellas.... 
    (Ana Becciu) 
    Si no fuese por
    la flor exterior, que nos mira, 
    donde volcamos las piedras de nuestras entretelas, 
    lo oscuro sería un zumbido,  
    quizás más suave pero inapresable. 
 
    (Lezama Lima) 
    1 
    Decirte cosa, cal, cisterna
    de cisne subido al despojo 
    que fragua el césped en tu fobia, frontal e indiferente, 
    inhóspita y subdividida en cierta acidez, te tengo  
    anestesiado, sonámbulo de casa de sequedad de severa  
    insuficiencia, sucia e inyectada. 
    Tu desliz hacia la forma. Decirte cosa hermosa en la cubierta.
 
    Decirte a ti, tubérculo que trizas el arroz cocido  
    en el rábano de la salsa insegura, tensas, 
    tuerces, entierras cal de cisterna de cosa 
    que se rasca lívida y ligera. 
    2 
    Decirte materia. Ubicar tu segundo
    en el aire  
    que pisa el páramo de tu racimo. 
    Múltiplos y brotes te baten ciertamente encinta.  
    Tu pulpa y tu piñata de pelambre pausado.  
    Cosa de cielo cúbico. Masa, te digo en sopa salada  
    y sembrada de sorbos. Los arbustos tiemblan.  
    Silueta verídica que abarcas la carne,  
    al decirte boca perdida.  
    Boca de vaca abierta. 
    3 
    Materia, mordida de hoy sobre
    la causa tácita. 
    La masa levanta la deuda y la causa duda física  
    en el humo, alimentada en la música, masco. 
    Mastico el cuerpo en el océano de la fábula,  
    mastico el músculo, miro el monstruo que modera  
    la esquina. Motivo por el cual muerdo, hoy, amortizo  
    y muerdo la atadura del origen y la floración de partitura
 
    que viene siendo la firma festiva al inmortalizar.  
    Muelo en la mesa. Mido. 
    4 
    La cosa, intuye la colmena  
    que habita alrededor del pie en la nube que elevas. 
    En la posibilidad incorporas cierta tensión  
    en que te viertes (veraz vaho de tu desierto cabe en mí). 
    Subo, sorbo, salvo un ejército de niños en la cena,
 
    con una sensación de fosa en casa, secuencias: 
    el verdadero cielo espía. Te pido raíz en la nube 
    de un pie, cosa cabal cavando el estallido para ti,  
    en un cauce de colmena. 
    5 
    Al disolver tu condición
    de caza, el columpio te acerca 
    y en la cacería de aquello que te salva, está irte. 
    Fabricarte un torso significativo  
    y fornicar hasta quebrar la olla, te toca como casa, cosa. 
    Quebrada al revés como caverna, este pasto. 
    Tu ribera de vientos helados y la fogata en los zapatos 
    transan de noche (al someter al sueño). 
    Tu tibieza de curva un día se junta en plena disolución. 
    Quema la cuadra, te cosificas a punto de podar. 
    Te salvas. 
    6 
    Tenerte como si fueras materia,
 
    o rama de materia que escupió el nido. 
    Nodal, siempre a nado en lo mínimo,  
    nubosidad de tenaza cuando tendido de tez volcánica  
    y en la caricia del toldo, tu temor 
    ha obsequiado su rareza de tránsito.  
    Comerte, ha sido una sombra en mi penacho,  
    en mi espátula de querer entrar,  
    en mi pico de nudos al acecho, tu nuez,  
    tu conjunto de nuez material o inmerecida, 
    no ha tenido la nave, el torrente, la travesía  
    de un tentar pleno, en este pulso de nervios  
    de negativa que te muerde 
    desde la médula de mi dedal. 
    7 
    Decirte tormenta que ingiere
    su laguna, libélula  
    que repasa el pistilo de su enfermedad, decirte de cabeza  
    y de cutícula, decirte sólo a ti en agua caída,
 
    en relámpagos. Abrir mi pecho para hablar con lanchas
 
    invencibles a tu oreja. Ese pecho, esa barca que se cierra  
    sobre el lago de la luna, no he sido yo. 
    Los cables de la noche superan el estrépito que repartes,
 
    te partes donde la lluvia abre la fuente y fundamental,  
    cae para expresarte un rayo imposible. 
    8 
    Decirte cosa otra vez. 
    Tiempo para sentir y soltarte 
    para que lo digas tú. Otra vez la espina se pudre intacta 
    en la penumbra, en un dedo.  
    Dedo en el dedal dubitativo y deseoso, da la vuelta: 
    dame el pan para dorar la misa. Muerde, 
    si quieres que tu frente retoñe , lo que falta es lejos,
 
    es letal, dardo que devora su desliz intermitente y delira 
    mientras nace, eres tú. 
    9 
    Rajada en el cubo como cicatriz
    de córnea a la deriva, 
    iba yo una vez encinta (global en el uso y glútea)  
    enmarañada de sesos de máscara. 
    Ese día, di el dado al portador del tiempo y duré
    más, 
    cavé mi hoyo a gatas y descendí a la cosa roja
 
    que se muerde en el acto de sacar la gruta por el oído
 
    y duré, duré toneladas de días para llegar
    a ver mi dádiva. 
    Deuda durmiente de pestaña, mi maraña humana  
    comía sesos, y le digo a la cosa hoy, que esta es su casa,
 
    esto cúbico, esta córnea rajada como de cueva oscura. 
    10 
    Colgar tu risa de ramo en la
    nubosidad  
    de ojo inadvertido, de corazón colgante tu cobijo  
    de jaulas, este remo es río que llamo a raudales de nado,
 
    desprotegida en corazón que roba la hora para hablar,
 
    con ceja, con jardín de juguete, en riel rozas el puente,
 
    como si al completar, como si al callar con carátulas
 
    de mesa misteriosa, madres al arribo y en tu pelo,  
    o madres de peluche que purifican tu participación,  
    este influjo y esta jaula, esta jamás vista cuenca  
    de pupila pendiente, fuera un encuentro entre tú y yo.  |  
    
     Laura Solórzano 
    (Guadalajara,Jal;
    1961). 
    Estudió
    psicología y artes visuales; actualmente da talleres de
    narrativa y poesía. 
    Tiene publicados los siguientes poemarios: 
    "evolución" 1976 Ed. UdeG, "semilla
    de ficus" Ediciones Rimbaud (tlaxcala) 1999 
    y "lobo de labio" (selección de poemas)
    Editorial Filodecaballos, 2001 y  esta antologáda en "Sin
    puertas visibles" de Jen hofer, Universidad de Pittsburgh
    y Ediciones sin nombre 2003. 
    Ha colaborado en las revistas: trashumancia, Luvina, juglares
    y alarifes, el zahir y aufgabe. 
    Lobo de Labio, edición corregida
    y aumentada se publica en el cálamo en enero de 2004. 
      
     
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